Contrario a la lucha contra la obesidad que llevan a cabo muchos dominicanos, cada día crece en el país la tendencia de adolescentes y jóvenes de contexturas delgadas que consumen productos anabólicos para desarrollar de manera rápida formas musculosas y mejorar su apariencia física.
Carlos (nombre ficticio) es uno de ellos. Su sueño es ingresar a una academia militar, y ser un buen soldado, pero siente que su contextura física no le ayuda. Por eso ha recurrido a utilizar diferentes opciones que le permitan mejorar su contextura física.
Acude al gimnasio todos los días, levanta pesas, hace ejercicios utilizando diferentes tipos de máquinas, y toma cuantos medicamentos y productos ha escuchado que sirven para aumentar la masa muscular y trasformar su figura.
Carlos no ha logrado sus objetivos, pero sigue intentando. Como este joven de 19 años, hay muchas historias que se cuentan en el país de personas que inconformes con su figura corporal se automedican, lo que puede provocarles desequilibrios orgánicos y emocionales.
Para el entrenador de gimnasia Marcelo Bueno, ese caso no es nada extraño. Sus 18 años de ejercicio profesional le permiten asegurar que ocho de cada 10 de los adolescentes y jóvenes delgados que acuden a los gimnasios van detrás de “metas irreales” buscando una figura que ven en las revistas.
Esteroides
De esos ocho, afirma, siete se desesperan a corto tiempo y terminan utilizando anabolizantes o esteroides que a la larga les generan desequilibrios en su organismo, manifestados muchas veces en la pérdida del control sobre su peso y en problemas su salud. A esto no escapan los entrenadores de gimnasia, asegura Bueno, tras afirmar que muchos recurren al consumo de sustancias y las recomiendan a sus clientes.
A esta fiebre, guiada por patrones fisiculturales que se venden como imágenes perfectas en la vida actual, entran, de acuerdo al especialista, personas por lo general de sexo masculino, con edades que van desde los 12 ó 13 años hasta los 45 años.
Dice que los muchachos se desencantan cuando no ven resultados rápido, y ese contínuo desencanto les genera frustración y los lleva a probar otros recursos, que se han convertido en un negocio, porque son productos que manipulan el cuerpo de manera hormonal.
Dijo que eso les permite alcanzar su meta, pero muchas veces terminan generando un desorden psicológico de la percepción conocida como vigorexia, donde por más músculos y peso que tenga la persona se percibe delgada.
Para el entrenador personal de gimnasio, lo más aconsejable es que la persona analice bien e investigue antes de empezar a manipular sus hormonas, porque los medicamentos o sustancias que les venden están diseñados para una necesidad humana específica de salud, sobre todo aquellos que han pasado por procesos infecciosos y necesitan una ayuda especial para recuperar el peso perdido.
En ese paciente, agrega, el componente hace bien, pero si es utilizado en alguien que no lo necesita, le va a generar consecuencias negativas. Explicó que aunque muchos de esos productos se venden en las farmacias con receta médica, los muchachos se las ingenian para conseguir la indicación y otros los compran en diferentes lugares, que los venden sin ninguna restricción.
Bueno considera que esos jóvenes que buscan figuras irreales necesitan de mucho apoyo psicológico y ayuda de sus padres, quienes deben educarlos sobre la importancia de estar conformes con uno mismo y no compararse físicamente con los demás.
Dijo que el entrenador de gimnasio también juega un papel fundamental en orientar a esa persona sobre cómo lograr cambios en su cuerpo sin recurrir a métodos que pueden resultar dañinos, por lo que es importante informarse antes de indicar cosas que otra persona les sugiere.
Exhorta a las personas a investigar bien primero, y recuerda que actualmente cualquier persona puede subir información a la Internet sin tener el debido rigor científico, por lo que no es recomendable ingerir productos de los que no se conozcan claramente sus beneficios y consecuencias.
Obesos
En su trajinar diario, Bueno también tiene bajo su responsabilidad entrenar a personas con obesidad que buscan perder peso. Dice que son personas que pueden lograr importantes avances sometidos a un régimen adecuado de entrenamiento físico, pero que también deben imponer importantes cambios en su vida.
Por lo general, destaca, no son personas propensas al ejercicio físico y para lograr sus metas necesitan mucho apoyo psicológico, ya que lo primero que debe hacer es aceptar que tiene una adicción, que en este caso es la comida.
Entiende que la ayuda debe darse en varios francos, iniciando con un entrenador físico que se encargue de orientarle y administrarle la actividad física.
Sugiere buscarle rutinas de ejercicio funcionales y eficientes que le eviten lesiones, con la orientación de un médico general, nutricionista y endocrinólogo, así como el psicólogo porque hay que prepararlo para que pueda cambiar su forma de pensar desde principio a fin.