En el año de la biodiversidad, declarado por ONU, el desafío es crucial: aplicar políticas de conservación en las 338 áreas reguladas distribuidas en 18 ecorregiones para proteger los vegetales amenazados y el 20 % de la fauna en peligro de extinción, la mitad de la cual habita en bosques autóctonos
En un informe difundido el 4 de setiembre en el programa Recurso Natural, de la tevé pública, conducido por Eduardo de la Puente y Carolina Ibarra, del que participaron los funcionarios estatales Oscar Padín y Guillermo Priotto, por la Secretaría de Ambiente, y David Bilenca, biólogo del Conicet, se coincidió en que la participación ciudadana, a través de la información y del conocimiento, son fundamentales para que el derecho constitucional de vivir en un ambiente sano se transforme en una política de Estado.
El yaguareté, el oso hormiguero, el tatú carreta, el aguará guazú y el venado de las pampas son algunas de las especies en vías de extinción que esperan por esa concientización reclamada por los científicos, quienes bregan por reunir en un inventario plantas y animales, con sus respectivos nombres, que habitan la Argentina.
Oscar Padín, director de Conservación de la Biodiversidad, de la Secretaría de Ambiente, dice que “es importante conservar la biodiversidad porque nosotros somos partes de ella, somos productos de la evolución y somos responsables de las modificaciones que se realizan en los equilibrios que se producen en los sistemas naturales”.
Agrega que “está hoy afectada por la tala de bosques, el uso excesivo de los suelos, las descargas en los ambientes acuáticos de afluentes sin tratamientos y por cuestiones que hacen al cambio global, del que el cambio climático es uno de los factores importantes que modifican los factores físicos que sostienen esa biodiversidad”.
Explica que “el hecho central de mi dirección nacional está centrado en el ordenamiento territorial y conservación de la biodiversidad. Son dos factores que están ligados estrechamente, es decir, el territorial implica conocer y definir cuáles son los mejores usos para las distintas regiones del país en función de las necesidades que establecer las políticas públicas”.
Sin embargo, atribuye el rol más importante a “trabajar sobre capacitación docente, fortalecimiento de la currícula, de la educación, para que pueda transmitirse cuál es la realidad de los sistemas naturales”.
En tal sentido, sostiene que “la población está entendiendo mejor cuáles son los discursos y cuáles las realidades y está demandando fuertemente que, más allá de la declamación y de muchos de los enunciados en temas ambientales, estos se concreten en acciones directas”.
Desde educación ambiental, perteneciente a la Secretaría de Ambiente, Guillermo Priotto reflexiona que “cuando hacemos referencia a la naturaleza, y nos imaginamos un espacio natural, generalmente lo hacemos representándonos un lugar donde hay muchos componentes, tanto vegetales como de fauna. Están todos los otros, que hacen a la biodiversidad, que tienen que ver con el grupo de los descomponedores, de los hongos, las bacterias, los virus, que en su conjunto hacen a un sistema único y funcional, que justamente son los ecosistemas”.
Resalta el rol histórico ha tenido la intervención de las ONG´s en lo que se relaciona con la conservación y destaca que el origen del movimiento ambiental, en una de sus corrientes, tiene que ver justamente con lo que es conservación de la Naturaleza, de la biodiversidad.
Exhorta a poner en especial valor el artículo 41 de la Constitución con referencia al derecho ambiental, ya que plantea que “es un derecho constitucional vivir en un ambiente sano”.
Tras poner de relieve el cada vez mayor nivel de institucionalización de la educación ambiental junto con el conocimiento creciente de las temáticas ambientales, subraya la importancia de “plantear estrategias de educación ambiental en ámbitos no formales, es decir, aquellos referidos a la sociedad civil”.
Concluye: “Somos los seres humanos, como especie biológica, dependientes de la Naturaleza y si la reconocemos es fundamental la conservación en su totalidad, en su biodiversidad”.
Finalmente, David Bilenca (biólogo de Conicet) afirma que existen distintas maneras de trabajar en la biodiversidad y que en el equipo de investigación en que se desempeña “analizamos cómo responden, la fauna, las aves, los mamíferos, a los cambios que se están produciendo en el ambiente, más concretamente en los ecosistemas de la región pampeana. Es una primera forma de contribuir es generando conocimiento”.
Indica que “nuestra misión es mucho más amplia que dar información, es educación también en valores”.
Y que “es importante estar informado, en lo cual seguramente la educación ambiental tiene mucho que ofrecer”.
Pero añade que también es importante educar acerca de qué hay detrás y por qué, como una manera de entender que, “cuando se propone una política determinada de conservación, no apunta a una cuestión meramente técnica sino que hay otros valores que nos impulsan a hacer las cosas que hacemos”.