Sin embargo, esta representación no se traduce en igualdad de oportunidades en los niveles de liderazgo y toma de decisiones. A pesar de los avances en equidad de género, las barreras estructurales y culturales continúan limitando el acceso de las mujeres a cargos directivos.
1. Desigualdad de género en posiciones de liderazgo
Las mujeres son la mayoría en muchas disciplinas de la salud, pero están subrepresentadas en las esferas de liderazgo. Según estudios recientes, menos del 30% de los puestos de alta dirección en salud son ocupados por mujeres. Esta disparidad tiene implicaciones directas en la formulación de políticas sanitarias y en la dirección estratégica del sector.
Además, las brechas salariales siguen siendo una realidad. Las mujeres en roles de liderazgo en salud siguen ganando menos que sus colegas masculinos, a pesar de ocupar posiciones con igual responsabilidad. Esto refuerza la necesidad de implementar estrategias claras para garantizar la equidad salarial.
2. Barreras estructurales y culturales
El avance de las mujeres en el sector salud también está condicionado por barreras estructurales y culturales. Los estereotipos de género siguen influyendo en la percepción del liderazgo femenino, lo que impacta en las oportunidades de crecimiento profesional.
Las culturas organizacionales que no promueven la igualdad de género generan entornos menos inclusivos, dificultando que las mujeres puedan avanzar en sus carreras. La falta de modelos femeninos en posiciones de liderazgo también contribuye a perpetuar la desigualdad.
3. Conciliación de trabajo y vida personal
Uno de los mayores desafíos para las mujeres en liderazgo en salud es la conciliación entre el trabajo y la vida personal. La doble carga de responsabilidades -profesionales y domésticas- es una realidad para muchas mujeres, lo que puede afectar su disposición para asumir roles de liderazgo.
La falta de políticas laborales que permitan una mayor flexibilidad y apoyo para la maternidad y el cuidado de la familia es un obstáculo importante. Es fundamental que las organizaciones implementen medidas que faciliten la compatibilidad entre el desarrollo profesional y la vida personal.
4. Acceso a desarrollo profesional y redes de apoyo
Las redes de mentoría y apoyo profesional son clave para el avance de las mujeres en el liderazgo. Sin embargo, muchas veces las mujeres tienen menos acceso a estas oportunidades en comparación con sus colegas masculinos.
El desarrollo de habilidades de liderazgo también es un área en la que se observan desigualdades. No siempre se brinda a las mujeres la misma cantidad de oportunidades de formación para acceder a roles de dirección, lo que puede limitar su preparación para asumir cargos de mayor responsabilidad.
Hacia un futuro con mayor equidad en el liderazgo en salud
Para cerrar la brecha de género en el liderazgo del sistema de salud, es fundamental adoptar estrategias concretas que promuevan la igualdad de oportunidades. Algunas acciones clave incluyen:
- Implementar políticas de equidad salarial y mayor transparencia en los procesos de promoción.
- Fomentar la mentoría y el desarrollo profesional de las mujeres en el sector salud.
- Diseñar estrategias de conciliación laboral y personal que permitan mayor flexibilidad.
- Transformar la cultura organizacional para derribar estereotipos de género y crear espacios más inclusivos.
El liderazgo femenino en salud es una pieza clave para el desarrollo de sistemas sanitarios más equitativos y eficientes. Romper las barreras existentes permitirá construir un futuro donde las mujeres tengan un rol activo en la toma de decisiones y en la dirección de la salud a nivel global.
Por: Vale Muda Lic. Adm. Salud. Directora Grupo Medihome