viernes 31 de octubre de 2025
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SALUD

A medida que la población envejece, aumenta el desafío de prevenir el cáncer

El aumento de la esperanza de vida2 plantea un nuevo desafío: para 2040 se estima que los casos de cáncer en mayores de 65 años aumentarán alrededor de un 50%3. Ante una población que envejece, especialistas destacan la importancia de la prevención y la detección temprana para una longevidad saludable.

A medida que las personas viven más tiempo, también aumenta la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas, entre ellas el cáncer2. La edad avanzada es, de hecho, el principal factor de riesgo para esta enfermedad: según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, el promedio de diagnóstico es de 66 años4, el 70% de las muertes ocurre después de los 655 y quienes superan esa edad tienen once veces más probabilidades de padecerla que los más jóvenes6.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la esperanza de vida en la Región de las Américas alcanzó los 77,2 años en 2019, más de tres años por encima del nivel registrado en 2000 y por encima del promedio global2. Las proyecciones de las Naciones Unidas muestran que el envejecimiento poblacional continuará acelerándose: en América Latina y el Caribe, la población mayor de 60 años se triplicará hacia 2060, pasando de 42 a más de 220 millones de personas. En ese escenario, los adultos mayores representarán casi un tercio de la población regional2.

“Para 2040 se estima que los casos de cáncer en mayores de 65 años se duplicarán3. Es una consecuencia directa de vivir más tiempo: los avances de la ciencia y la salud nos permiten alcanzar edades antes impensadas, pero también nos exponen con mayor frecuencia a enfermedades crónicas. En ese contexto, la prevención y la detección temprana del cáncer son cada vez más importantes”, explicó Gabriela Bugarín (MN 71988), directora médica de Oncología de MSD Argentina.

El vínculo entre envejecimiento y cáncer tiene raíces biológicas: con el paso del tiempo, las células acumulan alteraciones genéticas y los mecanismos naturales de reparación se vuelven menos eficientes, lo que eleva las probabilidades de que se formen tumores7. Pero la dimensión social es igualmente determinante: “la longevidad saludable no depende solo de la genética, sino también de las condiciones de vida. El acceso al agua potable, una alimentación equilibrada, la posibilidad de realizar actividad física y de mantener vínculos sociales sólidos son factores determinantes para un envejecimiento activo y una mejor respuesta frente a las enfermedades crónicas”, señaló Carlos Presman (MP 17871), gerontólogo.

Los especialistas subrayan que la edad cronológica no siempre refleja la edad biológica, por lo que no debería ser el único factor para decidir un tratamiento oncológico. “Cada paciente es diferente. Algunos tienen 80 años y un estado funcional excelente, y otros 65 con múltiples comorbilidades. Por eso es clave evaluar cada caso de manera integral”, señaló Presman.

Las enfermedades crónicas que suelen coexistir en esta etapa pueden complicar tanto el diagnóstico como el tratamiento del cáncer. Su presencia se asocia con una menor supervivencia y una mayor tasa de hospitalización6. Por eso, los médicos recomiendan un abordaje que contemple no solo la enfermedad oncológica, sino la salud de manera integral. “El tratamiento en personas mayores requiere un equilibrio más cuidadoso: comorbilidades como hipertensión, diabetes o insuficiencia cardíaca pueden limitar las opciones terapéuticas y hacer más complejo el balance entre riesgo y beneficio”, indicó Diego Kaen (MP 1898), oncólogo clínico.

En este sentido, la Evaluación Geriátrica Integral (EGI) se consolidó como una herramienta clave en oncología para valorar de manera completa la salud de las personas mayores. Este enfoque multidimensional permite identificar vulnerabilidades y definir la edad funcional y fisiológica, más relevante que la cronológica. Evalúa la funcionalidad, la cognición, la nutrición, las comorbilidades, el estado emocional, el entorno social y los riesgos de toxicidad frente a los tratamientos. Su aplicación permite diseñar estrategias personalizadas y mejorar los resultados clínicos6.

Además de los tratamientos farmacológicos, Kaen destacó la importancia de los cuidados de soporte: “Una buena alimentación, el ejercicio adaptado, la hidratación y el acompañamiento emocional son tan importantes como la terapia en sí para mejorar la calidad de vida. La oncología moderna debe integrar todos estos aspectos para garantizar un envejecimiento saludable”.

Vivir más años es un logro que exige repensar las estrategias de prevención y cuidado. La detección temprana, los hábitos saludables y un abordaje integral de la salud serán claves para garantizar que la longevidad se traduzca en bienestar8.

Referencias

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/39281725/

2https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/57340/9789275326718_spa.pdf?sequence=6&isAllowed=y

3https://gco.iarc.who.int/tomorrow/en/dataviz/bars?populations=900&bar_mode=grouped&cancers=39&years=2040&age_start=13

4https://www.cancer.gov/espanol/cancer/causas-prevencion/riesgo/edad

5https://journals.lww.com/journalppo/abstract/2005/11000/population_aging_and_cancer__a_cross_national.2.aspx

6 https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11164271/#B4

7 https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19344750/

8https://www.nia.nih.gov/espanol/mantener-su-buena-salud/sabemos-sobre-como-envejecer-saludablemente

 

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