jueves 18 de abril de 2024
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SALUD

No hay NUESTRO sin NOSOTROS”

En el tobogán de la vida afectiva y después de convulsionados divorcios, nos vamos animando nuevamente a apostar al espacio de pareja. Ya no estamos igual…venimos con las marcas de la vida y las cicatrices del amor; estamos más grandes y menos tolerantes; nos cuestan más las concesiones y traemos burbujeante la impronta de un intento fallido.

Lo mejor de esa primera tentativa estuvo en el fruto, esta vez llegamos a la pareja con hijos, y debemos enfrentar un nuevo concepto (tanto de pareja como de vida familiar): “el ensamble”.

Los divorcios rompen con el vínculo de pareja, pero no con el vínculo parental. Los padres tenemos deberes con nuestros hijos, y derecho de ser felices;  tenemos pudor de volver a enamorarnos, y miedo de lastimarlos; nos sentimos jóvenes pero con mucha más experiencia, tenemos muchas ganas y todavía tanto para dar, y empezamos a ver que la vida es un instante…

Rehacer pareja nos abre un  desafío: “la posibilidad de una nueva convivencia pero esta vez sin estar solos”. Afrontar cambios, negociar espacios, acordar nuevas reglas, jugar otros roles, compartir con los hijos… LO MIO, LO TUYO, LO NUESTRO.

Comandados por la exigencia de “no fracasar nuevamente”, intentamos resolver todos los frentes tratando de ser absolutamente condescendientes con el entorno. La culpabilidad nos brota por los poros, nos tortura plantearles un nuevo modelo familiar a nuestros hijos, tememos que vuelvan a sufrir; intentamos hacer malabares en la relación con nuestros ex, queremos estar “hiper-presentes”, ser perfectos, contemplativos, amables, criteriosos…..

Y en tanto tema por resolver, (entretenidos por lo que sucede a nuestro alrededor); nos olvidamos nuevamente que la pareja es algo vivo: que nace- crece-se reproduce y se sostiene si estamos ahí; si nuestra atención está ahí, si nuestra energía amorosa está ahí…

Al parecer nadie nos enseñó a configurar una vida amorosa distinta a la que dicta el modelo; sabemos muy poco acerca de rehacer nuestra vida de pareja (y tener ganas de apostar nuevamente al modelo marital) con una relación padre-hijo que la preceda.

Tenemos miedo de lastimar, tenemos miedo de lastimarnos; tenemos miedo de generar descuidos, tenemos miedo de descuidarnos; estamos interiormente tironeados…y externamente también!

La buena integración dependerá del buen vínculo.. Es la pareja la relación más importante de esa nueva familia, porque desde ella se tejerán las redes para sostener la nueva estructura, y será imposible articular nuevas piezas sobre un ensamble frágil y descuidado.

Trabajemos con amor; con ese mismo amor que nos despertó nuevamente a la vida, y delineemos planos con solvencia arquitectónica, para poder seguir edificando sobre bases sólidas. Trabajemos de a dos lo que nos compete a los dos, porque no podremos construir nuestra “nueva familia” si no nos abocamos a solidificar nuestro nuevo “vínculo de pareja”.

Así que: Nosotros…a lo nuestro! que no habrá “NUESTRO” sin “NOSOTROS”!!!!!!!!

alejandradaguerre@gmail.com

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