sábado 7 de diciembre de 2024
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SALUD

Las lesiones en el deporte

La mayoría de las lesiones que son atribuidas a la práctica de ciertos deportes -como “codo de tenista”” o “”rodilla de saltador””- son en realidad la consecuencia de la repetición de gestos deportivos inadecuados. Con el desarrollo que han adquirido las ciencias del deporte, estos problemas son absolutamente previsibles y evitables.

La lesión deportiva puede ser resultado de dos caminos. En el primero, hay un hecho traumático: un objeto o el mismo cuerpo humano hace de objeto por la velocidad que desarrolla, chocando con otro cuerpo, con el suelo o con otro objeto. Esa es la lesión aguda, accidental, donde la colisión o el choque vence la resistencia de los tejidos. A pesar de que los tejidos estén adaptados a ese esfuerzo, la lesión es mucho mayor por la velocidad desarrollada hasta el impacto.

Por otra parte, la lesión deportiva crónica es la que tiene lugar por la repetición de un gesto deportivo que, sumado en el tiempo, va produciendo en un organismo un microtraumatismo, que llega a vencer la resistencia del tejido como si fuera el gran impacto del choque de la lesión aguda. La correcta denominación de este daño es “lesión por sobrecarga”, porque la carga de trabajo fue mayor a la que es capaz de soportar un tejido determinado, llámese tendón, ligamento o músculo, componentes todos ellos del aparato locomotor.

Las diferencias entre estas dos categorías de lesiones deportivas son importantes. En la lesión deportiva aguda, se produce una rotura instantánea porque la fuerza es inmensa, muchas veces inmedible. En cambio, en la lesión crónica el dolor aparece de repente y sin haber hecho aparentemente nada fuera de lugar, pero ¿después de cuánto tiempo de accionar el estímulo que llamamos “gesto deportivo”? Si sumamos estas acciones en el tiempo, equivalen a una fuerza sideral, que va ocasionando una alteración en un tejido. Siempre es el exceso de fuerza sobre el tejido lo que produce la lesión.

Las palabras terminadas en “itis”, es decir, las inflamaciones, constituyen las más corrientes. Es muy común hablar de tendinitis, miositis, periostitis. Lo que parece una simple inflamación, para el deportista es tan grave como la lesión aguda, porque no le permite desarrollar su rendimiento máximo, para lo cual trabajó un determinado tiempo. Esa lesión quizás apareció por factores predisponentes de su estructura corporal o por factores externos, como superficies de juego o elementos deportivos inadecuados, o esfuerzos superiores a las capacidades de la persona.

Errores técnicos
Cada deporte tiene su técnica, pero ésta debe ser adecuada a cada atleta. Hay personas que se adecuan más rápido al aprendizaje de una técnica deportiva, y otras a quienes les cuestamás. Eestas últimas suelen cambiar esa técnica por maneras de hacer incorrectas, para tener un mejor rendimiento. Con el tiempo esto es lo que puede llegar a producir una lesión por sobrecarga: se trata de un gesto inadecuado para él, que el deportista adopta porque cree le “ayuda” a producir su máximo rendimiento. Pero a través del tiempo se le vuelve en contra, ya que constituye una adaptación inadecuada.

¿Cómo pueden prevenirse estas lesiones?
En principio, conociendo las características del propio cuerpo. Cada organismo tiene sus capacidades, y éstas deben ser utilizadas en el momento y el modo adecuado. Es lo que denominamos una técnica de juego personal. Cada deporte requiere de una estrategia adecuada al propio cuerpo, y es ahí donde se pueden prever las lesiones crónicas o de sobrecarga: hay que respetar la cantidad de carga que es capaz de soportar un tejido determinado y una persona determinada, y respetar los tiempos de descanso y de acción de ese estímulo para no caer en la sobrecarga. Esa es la diferencia entre lesión “aguda” y lesión “crónica” (“itis”).

Una de las lesiones que vemos a menudo por esta inadaptación es el “codo de tenista” o epicondinitis. También la llamada “rodilla del saltador”, una inflamación de un tendón de la rodilla. Estas son las más conocidas, pero no las únicas.

Ortodoxamente se conoce como “codo de tenista” a todos los dolores que simulan la lesión del tenista, o “rodilla del saltador” a todas las lesiones que suceden en el saltador, pero no necesariamente están circunscriptas a estas disciplinas.

 

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