A medida que transcurren los años, en nuestro cuerpo se van sucediendo una serie de modificaciones fisiológicas (por el propio paso el tiempo) y como consecuencia de secuelas de las enfermedades padecidas a lo largo de la vida, de las condiciones de vida llevada por la persona y de la exposición a los denominados factores de riesgo. Estos factores van a determinar una serie de modificaciones tanto morfológicas como funcionales en todos los órganos de nuestra economía, no siendo ajeno el corazón a estos cambios.
A partir de los 65 años de edad, y principalmente a partir de los 75 años, las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de mortalidad y uno de los motivos más frecuentes de hospitalización.
Modificaciones cardíacas
Una de las modificaciones más frecuentes es el aumento del espesor del músculo cardíaco del ventrículo izquierdo, a raíz de la mayor presión que debe vencer, en caso de hipertensión arterial, para expulsar la sangre que se distribuirá en todo el organismo.
Las paredes de las arterias aumentan paulatinamente de grosor con el transcurso de los años, lo que generará un aumento de la presión arterial sistólica (conocida vulgarmente como máxima), haciéndose más notoria durante el ejercicio.
En el reposo, la frecuencia cardíaca y el volumen de sangre expulsada por el corazón se mantienen dentro de los límites normales, pero durante la actividad física, al existir una serie de modificaciones en los receptores neuronales, se observa una limitación en el aumento de la frecuencia cardíaca pudiendo repercutir en la realización de dicha actividad. Aunque, afortunadamente, el corazón tiene otros mecanismos de compensación que mantienen la función del aparato cardiovascular dentro los rangos considerados como normales, aún durante una actividad física intensa.
Enfermedades más comunes
Es importante tener en cuenta que en las personas ancianas muchas enfermedades no se manifiestan en forma característica, creando confusiones al intentar diferenciar cuadros banales con enfermedades más complejas.
El infarto de miocardio puede presentarse sin el dolor típico en el tórax, sino que lo hace como dificultad para espirar, sudación excesiva, confusión mental o desmayos.
La insuficiencia cardíaca es un cuadro muy común en los ancianos, aumentando proporcionalmente con la edad.
Otros trastornos que aparecen con mayor frecuencia son las arritmias cardíacas y la disminución del diámetro de la válvula aórtica como consecuencia de la progresiva calcificación que sufre con los años.