Una gran parte de la población tiene algún tipo de tatuaje y es esperable que un porcentaje importante con el correr del tiempo desee quitárselo.Hay buenas noticias para aquellos a los que su “tattoo”” ya no les interesa.
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Existen en la actualidad nuevas técnicas de láser para la eliminación de los tatuajes y con efectos secundarios mínimos. La técnica láser remueve el tatuaje rompiendo los pigmentos coloreados mediante un haz de luz de alta intensidad. El tatuaje negro absorve todas las longitudes de onda del laser, haciendo que sean más fáciles de eliminar, otros colores solo pueden ser removidos seleccionando láseres basándose en el color del pigmento.
Debido a que cada tatuaje es único (varían los colores, la intensidad, expansión y profundidad de la pigmentación, el color de la piel) la técnica de eliminación debe ser adaptada a cada caso particular. En el pasado los tatuajes eran removidos mediante una variedad de métodos, dejando una cicatriz que muchas veces resultaba más desagradable que el propio tatuaje en sí.
Las personas que previamente han recibido un procedimiento no satisfactorio (con otras técnicas médicas o con remedios caseros) pueden ser candidatos a una remoción más efectiva mediante láser.
Para la realización de una técnica apropiada y obtener una atención profesional, se debe realizar una consulta con un médico especialista en dermatología o con una clínica de cirugía estética de reconocida trayectoria en su medio.
Dependiendo del tamaño y color de su tatuaje el número de sesiones a las que deberá someterse variará, pueden ser necesarias de dos a cuatro visitas y en algunas ocasiones pueden ser necesarias más sesiones. Durante la primer consulta el profesional le podrá explicar el procedimiento evaluando su condición personal.
Hoy los efectos secuandarios son mínimos para esta técnica, sin embargo se deben considerar estos factores al tomar una decisión:
El lugar en el que se procede a la eliminación del tatuaje puede tener un riesgo de infección.
Existe la posibilidad de que el tratamiento no logre eliminar la totalidad de los pigmentos y hay una ligera probabilidad de que pueda quedar una cicatriz permanente.
Puede suceder que ocurra una hipopigmentación, es decir que lugar donde estaba el tatuaje quede de una coloración más clara que la piel circundante.
La técnica láser se ha convertido en la más eficaz para estos tratamientos, es un procedimiento más seguro que los tradicionales como la dermoabrasión o la abrasión con solución salina, ya que es la única capaz de tratar los pigamentos selectivamente.