Un informe realizado por el Instituto Argentino de Ozonoterapia señala que aproximadamente el 65 % de la población que realiza tareas diarias frente a una computadora, y que de ese grupo el 60 % padece problemas como consecuencia del uso continuo, excesivo y prolongado de este tipo de dispositivos.
Esto se debe a que, teniendo en cuenta los cálculos, una persona que pasa cinco días a la semana, durante una jornada de trabajo normal (más o menos ocho horas) lleva a cabo entre 12 y 33 mil movimientos de cabeza y ojos, además 30 mil pulsaciones en el teclado.
Si todo esto se hace en una silla incómoda, con la computadora en una mala posición, teniendo que forzar el cuello, los hombros o la cabeza y, además, sin descanso, el cuerpo comienza a pasar facturas que se hacen visibles a partir de los dolores musculares generalmente y en principio localizados en la zona inferior de la espalda, en las cervicales, el cuello, los hombres, las piernas y las manos.
¿POR QUÉ SE PRODUCE EL DOLOR?
Para desandar un poco el camino de las molestias posturales vale utilizar un ejemplo. Supongamos que una persona pasa muchas horas frente a la computadora en una posición que no es la ideal. Esto incluiría la columna flexionada y no del todo apoyada en una silla pequeña, sin respaldo y extremadamente rígida; los pies y los brazos “colgando” o no apoyados en el piso y la mesa respectivamente y el cuello fijo en una posición.
Al cabo de unos días esta persona podría comenzar a sufrir la exigencia, por parte de la columna, de los músculos para-vertebrales que se ubican al costado de la misma. Cuando esto ocurriera, el agotamiento del músculo podría comenzar a hacerse sentir, dando paso al dolor.
Este dolor genera un reflejo que incrementa aún más la contractura, situación que suele provocar la inmovilización de la zona afectada por el mismo organismo. Es ahí cuando se genera una especie de círculo vicioso de mala postura-contractura muscular-dolor-rigidez.
Cuando esta situación se prolonga en el tiempo, requiere tratamiento.
EXPLICACIONES
Si bien ahora es cada vez más frecuente que determinados días a la semana los miembros de una empresa permanezcan trabajando en sus hogares, esta conducta puede ser un arma de doble filo.
En primer lugar porque la posibilidad de tener un ordenador -por lo general de tipo notebooks- en el hogar favorece la continuación de la labor sin dejar lugar y tiempo al ocio y al esparcimiento; y en segundo término porque al llegar a casa muchos suelen continuar repitiendo las conductas de la oficina: mucho tiempo frente a la pc sumado a la mala postura.
Es en esos casos cuando como consecuencia de la reiteración de movimientos pueden surgir lesiones denominadas “de estrés repetitivo” entre las cuales se destaca la de túnel carpiano, un sistema localizado en las muñecas y conformado por ocho huesos pequeños por el que pasa un paquete de ligamentos, tendones y nervios que mueven los dedos pero además se comunican con el cerebro, el cuello y los brazos.
Si el nervio es presionado por inflamación de los tendones y la persona comienza a sentir entumecimiento, dolor en el brazo y la mano quiere decir que se está produciendo el “Síndrome del túnel carpiano”.
NO SÓLO EL CUERPO SUFRE, LA CABEZA TAMBIÉN
Pero, cuando el trabajo se vuelve rutinario, pesado y cansador no son sólo los huesos y músculos los que comienza a pasar factura, sino también la cabeza ya que según la licenciada Gabriela Martínez Castro, psicóloga y directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), en la actualidad, los trabajadores que están en relación de dependencia son más proclives a sufrir trastornos de ansiedad.
“Esto se debe en parte a que en su labor diaria, estas personas conviven con muchas presiones laborales y tienen que cumplir con ciertas órdenes y exigencias, que reciben de sus jefes. Además hoy en día es muy común que los trabajadores tengan que ocuparse de una gran cantidad de tareas, en un tiempo determinado y deban asumir roles que antes no les correspondían. Es ahí cuando se genera el cuadro más frecuente: Trastorno de Ansiedad Generalizado”, concluyó la especialista.