Hasta el 2002, las infecciones causadas por el agente patogénico Sthaphylococcus Aureus eran poco observadas dentro de los centros de salud en la Argentina.
Sin embargo, a partir del 2003 la presencia de infecciones causadas por este germen empezó a incrementarse. De hecho, en la actualidad, representa un problema importante si se considera que la resistencia a tratamientos con antibióticos alcanzó un 65% de los casos.
El Sthaphylococcus Aureus es un agente patógeno que sobrevive en condiciones extremas como calor y baja concentración de oxígeno. Asimismo, este germen puede existir como flora permanente o transitoria en la piel y mucosas de las personas y diversos animales. La tasa de portación nasal varia de 10 a 40%, lo cual eleva a su vez el riesgo de infección.
En este sentido, los principales reservorios del agente son las regiones anteriores de las fosas nasales, axilas, periné, vagina y recto.
Por otro lado, las personas con mayor riesgo de ser portadores son aquellas que posean trastornos dermatológicos descamativos, quemaduras, diabéticos y personas con síndrome de virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
En Latinoamérica, los primeros casos de resistencia al germen fueron reportados en el 2003 en Uruguay.
Según datos del servicio de microbiología del Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez”, en Argentina se ha incrementado la prevalencia de casos de Sthaphylococcus Aureus resistentes a meticilina provenientes de la comunidad.
“Durante el 2005, la frecuencia de infecciones por este germen fue del 39%, en el 2008 el porcentaje llegó a 60%; es decir que se puede hablar de un incrementado espectacular”, afirmó el Dr. Eduardo Luis López, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica (SADIP).
Por su parte, la doctora María Teresa Rosanova, médica principal del Servicio de Infectología del Hospital J.P Garrahan informó que “del total de 840 infecciones detectadas en el período 2004-2007, el 68% fueron infecciones extrahospitalarias, a su vez el 61% fueron resistentes a tratamientos con antibióticos”.
Por lo general, el agente patogénico afecta a la piel y partes blandas del cuerpo. De hecho, el 74% de los niños afectados requirió algún tipo de cirugía por drenaje a los abscesos de la piel. “Después, el segundo órgano que más ataca es el hueso, pero para ello debe pasar primero por la sangre”, detalló el Dr. López, Jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños “Ricardo Gutierrez”.
Otro dato llamativo es la hospitalización de los menores afectados. “Al comienzo, la lesión parece una picadura de algún insecto, pero en el transcurso de 24 a 48 horas empeora y puede producir abscesos o celulitis severa”, explicó López. Asimismo, resaltó que “el 10% de los chicos infectados requirió pase a Terapia Intensiva con un promedio de 6 días de estadía”.
Si bien el Sthaphylococcus Aureus se ha hecho resistente a una importante cantidad de antibióticos, “hay una serie de antibióticos que se pueden emplear con este germen; es decir que hay opciones terapéuticas, por lo tanto su diagnóstico y tratamiento precoz disminuye los riesgos de morbilidad”, subrayó la Dra. Rosanova.
Es necesario atacar los principales factores de riesgo tales como: hacinamientos o condiciones sanitarias defectuosas, compartir objetos personales que puedan estar contaminados con drenaje de heridas, practicar deportes con alto contacto como lucha libre y rugby, compartir toallas o vestimenta.
Para ello, el doctor López, director del Programa de Infectología Pediátrica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), recomienda la higiene regular de la manos con agua y jabón, el baño diario y después de realizar ejercicio físico.
En caso de presentar lesiones cutáneas es recomendable cubrir la lesión, no compartir cremas, toallas u otro tipo de efecto personal que esté en contacto con la piel.