jueves 5 de diciembre de 2024
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SALUD

La OPS insta a reducir el consumo de sal

Un grupo de expertos convocado por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) hizo un llamamiento a los fabricantes de alimentos, los consumidores y los gobiernos para que tomen medidas destinadas a reducir el consumo de sal, alegando que esta es una de las formas más eficaces para reducir algunas enfermedades crónicas.

“La elevada presión arterial es el principal factor de riesgo de muerte en todo el mundo y el segundo factor de riesgo de discapacidad”, dijo Norm Campbell, profesor de medicina de la Universidad de Calgary y presidente del grupo de expertos de la OPS/OMS. “El consumo de sal está aumentando la presión sanguínea en personas de todas las edades y la reducción del consumo de sal en la población es una de las formas más costo-eficaces de reducir la enfermedad crónica”.

En las Américas, de una quinta a una tercera parte de todos los adultos sufren de hipertensión. Si no se trata, la hipertensión ocasiona cardiopatía, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal. A nivel mundial, el tratamiento de la hipertensión consume cerca de 10% de todos los gastos en salud.

Miembros del grupo de expertos dijeron que la reducción del consumo de sal en la población requiere una inversión de entre 4 y 32 centavos de dólar EE.UU. por persona por año, con lo cual ésta es una de las medidas más eficaces en función de los costos para reducir la carga de las enfermedades crónicas.

Los expertos recalcaron que agregar sal en la mesa no es el único problema ya que, en la mayoría de las poblaciones, la mayor cantidad de sal proviene de los alimentos procesados y los ya preparados, como las carnes procesadas, alimentos enlatados, galletas dulces y saladas, panes y hasta cereales para el desayuno.

Los expertos elogiaron a los procesadores de alimentos que ya han empezado a bajar el contenido de sal en sus productos. Sin embargo, señalaron que otros fabricantes todavía tienen que tomar las mismas medidas, por lo que abogaron por la reformulación generalizada de los productos para lograr una reducción “gradual y sostenida” en el contenido de sal y asegurar que todos los productos nuevos sean “naturalmente bajos en sal”.

La declaración del grupo emitida en Santiago de Chile incluye las siguientes recomendaciones concretas:
Para los gobiernos
Formular programas de reducción del consumo de sal e integrarlos en las iniciativas en curso patrocinadas por los gobiernos en materia de alimentación, salud y educación.
Hacer obligatorio o fomentar el etiquetado estándar de los alimentos, de manera que los consumidores puedan identificar fácilmente los alimentos con contenido alto o bajo de sal.
Educar a la gente, incluso a los niños, acerca de los riesgos de la sal y cómo reducir su consumo.
Colaborar con la industria alimentaria y utilizar reglamentación o incentivos para alcanzar metas de reducción gradual del contenido de sal en los alimentos procesados.
Reglamentar el nivel de sal en todos los productos alimenticios al nivel más bajo posible fijado para cada categoría de alimentos o alentar a los fabricantes a que lo hagan.
Examinar y modificar las políticas nacionales de fortificación de la sal a fin de alinearlas con la recomendación internacional sobre el consumo de sal de menos de 5 gramos diarios por persona o con la meta nacional, de estas dos cantidades la que sea menor.
Para las organizaciones de la sociedad civil:
Apoyar la declaración de política del grupo.
Educar a sus miembros y a los responsables de las políticas sobre los riesgos para la salud del consumo elevado de sal y cómo reducir la ingesta de sal.
Promover políticas y leyes destinadas a reducir el consumo de sal en los alimentos de toda la población.
Para la industria de alimentos:
Hacer que los productos bajos en sal sean la norma en todos los mercados mundiales lo más pronto posible.
Hacer que los sustitutos de la sal puedan adquirirse fácilmente y a precios asequibles.
Fijar cronogramas para la reformulación de los productos con miras a reducir gradualmente su contenido de sal hasta los niveles recomendados. Fabricar todos los nuevos productos bajos en sal desde el principio.
Utilizar etiquetas para los alimentos, que sean estándar y fáciles de entender en las que se incluya información sobre el contenido de sal.
Promover entre el público los beneficios para la salud de las dietas bajas en sal.
Para la OPS:
Trabajar con los países miembros para elaborar “boletines de calificaciones nacionales” para hacer el seguimiento y comparar los avances en la reducción de la sal.
Auspiciar una red de gobiernos, ONG y expertos de  la región panamericana que apoyen estas iniciativas.
Ayudar a los países a modificar los programas de fortificación de la sal para que sean coherentes con las iniciativas de reducción del consumo de sal
Promover políticas y leyes que generen reducciones del contenido de sal en los alimentos a nivel de toda la población.
Los 18 miembros del Grupo regional de expertos OPS/OMS sobre prevención de la enfermedad cardiovascular a través de la reducción de la sal en los alimentos son destacados especialistas en nutrición y enfermedades crónicas de universidades, entidades gubernamentales, y instituciones de investigación Norte, Centro y Sudamérica, el Caribe y Europa.

Un grupo similar de expertos convocado por la OPS en 2007 abogó por la eliminación de las grasas trans de los alimentos procesados industrialmente en todos los países de las Américas (véase vínculo más abajo).

La OPS, fundada en 1902, es la organización de salud pública más antigua del mundo. Colabora con todos los países de las Américas para mejorar la salud y la calidad de vida de su población.  Es también la Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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