En la primera década del siglo XXI, los objetivos que se marcaron expertos e instituciones especializadas en nutrición conducían a planes para reducir el consumo de grasas y potenciar la ingesta de cinco comidas al día, con el firme propósito de hacer frente a la obesidad, la enfermedad del nuevo siglo.
Sin abandonar el apoyo a estas medidas, a la aspiración de potenciar hábitos saludables se ha sumado en la segunda década la apuesta por reducir la ingesta de sal, aumentar el consumo de fruta y verdura, y despedir el sedentarismo. Se intenta que los ciudadanos estén más sanos, menos obesos y con corazones más fuertes.
Reducir el consumo de sal
La memoria de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) no deja lugar a dudas: las instituciones europeas y otras que conforman las agencias de referencia se han comprometido a lanzar campañas y apoyos para lograr que la ingesta máxima de sal se reduzca. Los datos revelan que se consume demasiada. La dieta media incluye 9,7 gramos por persona al día, una cifra muy superior a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 5 miligramos al día. Son numerosas las razones médicas que llevan a esta necesidad, como la prevención de la isquemia cardiaca, pero sobre todo se persigue poner en práctica una evidencia científica: reducir el consumo de sal previene de manera eficaz y directa la hipertensión arterial.
Para lograr el propósito, la agencia y los expertos se han propuesto trabajar con todos los sectores sociales de forma simultánea: comunicación, entidades de salud, industria alimentaria y planes formativos. Además, si bien prestarán atención especial en productos con alto contenido en cloruro sódico y en los más populares, no obviarán que el conjunto de la dieta determina las fuentes de aporte de sodio.
Parten de la evidencia de que resulta clave que el paladar de los consumidores se acostumbre a sabores menos salados. Se sabe que al establecer los objetivos de reducción de sal es más efectivo un planteamiento voluntario, del propio consumidor, a partir de la media para cada categoría de alimentos, como ya se ha conseguido con el pan bajo en sal. Se estudia reconocer y publicitar con un logotipo los productos que disminuyan el contenido de este mineral, por debajo del nivel que se determine como cumplidor del objetivo.
Aumentar el consumo de frutas y verduras
Aunque el consumo de frutas y verduras está presente en toda la literatura sobre una alimentación correcta y la buena nutrición, en esta ocasión, se reflexiona sobre cómo lograr introducirlas en la dieta habitual sin subterfugios ni equívocos. Para ello, tras un trabajo técnico llevado a cabo en la AESAN, de acuerdo a criterios saludables, se hizo una propuesta de productos que pueden acogerse al Plan de consumo de fruta en las escuelas. Hay un compromiso para organizar la entrega de los fondos europeos destinados a distribuir de manera gratuita fruta fresca y verdura en las escuelas entre los niños con edades comprendidas entre 6 y 10 años.
El capítulo del zumo de fruta mereció una reflexión aparte. Se tolera, siempre y cuando no se abuse de él. Se hace especial incidencia en definir el zumo de frutas, un concepto que designa sólo el producto susceptible de fermentación, pero no fermentado, obtenido a partir de frutas sanas y maduras, frescas o conservadas por el frío, de una o varias especies, que tenga el color, el aroma y el sabor característicos de los zumos de la fruta de la que procede. Se especifica que “se podrá reincorporar al zumo el aroma, la pulpa y las celdillas que haya perdido con la extracción”, pero no se admiten los zumos de fruta a base de concentrados, zumos de fruta concentrados ni los néctares de frutas.
En esta ocasión, también se reincide en sumar a las verduras frescas las mínimamente procesadas o de cuarta gama. Es decir, se consideran óptimas en la dieta las verduras y hortalizas frescas, limpias, higienizadas, cortadas o no, envasadas en atmósferas modificadas o no y listas para su consumo directo o una vez cocinadas.
Potenciar la actividad física
Nadie discute la necesidad de promocionar la actividad física en una sociedad que favorece hábitos sedentarios. Sin embargo, también ha quedado demostrado que alimentación y ejercicio es un binomio reconocido pero poco practicado. Los esfuerzos se centran en potenciar las ocasiones de realizar ejercicio, descubrir el lado lúdico de la actividad física en claro enfrentamiento con el ocio de pantalla y premiar las iniciativas que conduzcan y favorezcan que la familia introduzca en sus hábitos el deporte.
Esta tercera pata de los propósitos para los próximos años está en consonancia con las otras dos anteriores: la reducción de sal y el incremento de alimentos sanos. Se busca facilitar y aplaudir el convencimiento de que hacer ejercicio responde a una voluntad y genera una satisfacción, recordar que limitar la sal ayuda a proteger el corazón y consumir fruta y verdura mejora la dieta. En definitiva, se dan claves para ayudar al ciudadano a que cuide su salud.
Un centro de referencia en permanente estudio
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) es un Organismo Autónomo adscrito al Ministerio de Sanidad y Política Social que se creó en 2001. Fue la respuesta institucionalizada a la crisis de las vacas locas y en 2006 añadió a sus funciones la de promocionar la salud en el ámbito de la nutrición y, en especial, en la prevención de la obesidad. Obtuvo la misión de garantizar el más alto grado de seguridad alimentaria, como aspecto fundamental de la salud pública, y promover la salud de los ciudadanos, así como que estos tengan confianza plena en los alimentos que consumen y dispongan de información adecuada para tener capacidad de elección. El consumidor está en el centro de sus decisiones, por encima de cualquier otro interés. Para lograr sus objetivos, se compromete a crear y mantener una reputación de expertos y excelencia de la organización en materia de seguridad alimentaria y se implanta una política de análisis de riesgos para garantizar la credibilidad, independencia y transparenc
ia de las actuaciones.
La AESAN es la institución encargada de coordinar las actuaciones relacionadas de manera directa o indirecta con la seguridad alimentaria y la nutrición. Ordena las actuaciones ejecutivas y normativas en situaciones de crisis o emergencia y coordina el funcionamiento de las redes de alerta en el ámbito de la seguridad alimentaria.