Un alto funcionario del Vaticano dijo el lunes que el nuevo Premio Nobel de Medicina Robert Edwards abrió un “importante capítulo en el campo de la reproducción humana””, pero también es responsable de la destrucción de embriones y la creación de un “”mercado”” de óvulos fecundados.
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CIUDAD DEL VATICANO.-Monseñor Ignacio Carrasco de Paula, director de la Academia Pontificia para la Vida, dijo que darle el premio a Edwards, pionero de la fecundación in vitro, “no está totalmente fuera de lugar”, pero genera dudas porque, entre otros aspectos, su investigación no logró superar la infertilidad sino esquivarla.
El Vaticano se opone a la fertilización in vitro porque implica separar a la fecundación del “acto conyugal” _intercambio sexual entre un hombre y una mujer_ y con frecuencia lleva a la destrucción de embriones. La Iglesia católica considera que la vida comienza con la concepción y que debe ser respetada desde ese momento.
En un correo electrónico enviado a The Associated Press, Carrasco dijo, sin embargo, que no hay que menospreciar al científico británico.
“Inauguró un nuevo e importante capítulo en el campo de la reproducción humana, cuyos resultados positivos son evidentes”, dijo al mencionar el caso de Louise Brown, quien fue el primer humano concebido in vitro en 1978.
Carrasco destacó que Brown, hoy de 32 años, tuvo un hijo concebido de forma natural.
Sin embargo, insistió: “Sin Edwards, no habría un congelador lleno de embriones a la espera de ser transferidos a un útero o, más probablemente, de ser usados en investigaciones o de morir, abandonados y olvidados por todos”.
El funcionario subrayó que sus comentarios representan una opinión personal y no son un comunicado del Vaticano.