Un estudio realizado por el Ministerio de Salud reveló que la problación en riesgo de la Argentina, existe un amplio conocimiento sobre las enfermedades de transmisión sexual y de la disponibilidad en el sistema público de insumos para la prevención.
BUENOS AIRES.-El Minsiterio de Salud presentó hoy un estudio que incluye, entre otros sectores, a la comunidad homosexual, bisexual y transexual (travestis, transexuales y transgénero) del país, que revela el alto y amplio conocimiento que poseen sobre enfermedades venéreas y otras de transmisión sexual.
Según ese informe, hay también una noción notable sobre a amplia disponibilidad de insumos para la prevención en todo el sistema público de salud y sobre las condiciones de vulnerabilidad al VIH/Sida y problemas de acceso a la atención de la salud en personas que se encuentran en la denominada población de riesgo.
La investigación fue realizada por la cartera sanitaria y contó con el apoyo técnico y financiero del Programa de Naciones Unidas sobre VIH/Sida (Onusida); el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa). Fue presentada en la sede de la Jefatura de Gabinete, en el marco de un encuentro que se extenderá hasta mañana y del que participan los jefes de los Programas de SIDA de todas las provincias.
“Fuimos a buscar las respuestas sobre las condiciones en que se producen las relaciones en esta población, pero también en los equipos de salud y en los lugares de socialización y entretenimientos donde intercambian y se vinculan los gays, bisexuales y trans”, explicó Claudio Bloch, coordinador general del estudio y director de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) del ministerio.
Sostuvo que “el tema del conocimiento sobre las enfermedades de transmisión sexual está, la población sabe que tiene que cuidarse con preservativos”. El funcionario añadió que “el tema es que si yo siento que soy discriminado aquí y allá también pierdo el sentido de por qué me cuido”.
La incidencia de esa enfermedad VIH/Sida), según diversos estudios realizados en el país, alcanza el 12 % entre los llamados “hombres que tienen sexo con hombres” y asciende al 34 % en personas transexuales.
La información relevada es un insumo valioso para el desarrollo de estrategias y acciones de prevención en las áreas de diversidad sexual de todo el territorio nacional.
En ese sentido, Bloch adelantó que a partir de la investigación “la cartera sanitaria nacional desarrollará una estrategia para impulsar servicios de salud amigables con la comunidad gay. Esta comenzará con una experiencia piloto en hospitales de la localidad bonaerense de La Matanza y las ciudades de Rosario, San Juan, Salta y Santiago del Estero para trabajar en la prevención y la asistencia de estas poblaciones tanto con los servicios como con las organizaciones locales”.
“Creemos que es un camino que está marcando una línea coherente con otras del Estado, que está planteando cómo avanzar en garantizar el acceso a derecho de estas minorías”, dijo.
En todos los hospitales visitados para la investigación había distribución gratuita de preservativos. El 75% de los profesionales y técnicos entrevistados conocía dónde estaban disponibles dentro del hospital.
Durante el encuentro, del que participaron funcionarios provinciales de las áreas de VIH, representantes de organizaciones de la sociedad civil vinculadas a la temática, investigadores y miembros de las agencias de Naciones Unidas, se repartieron materiales gráficos para la prevención, preservativos y llaveros con mensajes preventivos específicos para la diversidad sexual.
El funcionario explicó que “entender la situación de discriminación que sufren a veces muchas de estas personas en sus propias ciudades y comunidades, como la de los servicios de salud nos sirve para poder definir cómo trabajar en la prevención en estas poblaciones y cómo facilitarles el acceso al sistema de salud”.
En este punto, expresó que la investigación pudo establecer que “en algunas poblaciones no hay acceso al preservativo en los lugares de diversión, donde estamos poniendo el acento, entregando expendedoras de preservativos gratuitos fluorescentes para que se vean en la oscuridad, porque es allí donde efectivamente se mantienen relaciones sexuales”.
La investigación
El estudio se realizó entre agosto del año pasado y junio último en las localidades del conurbano bonaerense de Florencio Varela y La Matanza, además de las ciudades de Olavaria; Mar del Plata; Rosario; Córdoba; Mendoza; Neuquén; San Carlos de Bariloche; San Salvador de Jujuy; San Miguel de Tucumán; Santiago del Estero; Salta y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En la investigación se involucraron los jefes de programas de VIH/Sida de esas poblaciones, 28 investigadores y 14 organizaciones no gubernamentales con experiencia en el trabajo con diversidad sexual y derechos humanos.
Los resultados son el producto del análisis de 451 entrevistas realizadas a homosexuales, bisexuales y transexuales y al personal de los principales hospitales públicos de las localidades relevadas.
Entre los principales resultados, el trabajo pudo establecer que:
Las personas se presentan a sí mismas en lo que hace a su sexualidad utilizando tres criterios diferentes en función de lo siguiente: su identidad de género (varón, mujer, trans); su orientación sexual (homosexual, bisexual, heterosexual); y su rol en la práctica sexual (activo, pasivo).
Respetando esta heterogeneidad de criterios, la población gay, travesti y bisexual (GTB) entrevistada estuvo conformada por 105 gays/homosexuales; 57 travestis/trans; 42 bisexuales; 7 heterosexuales/ activos y 7 que utilizaron otra definición.
Las personas entrevistadas tenían entre 18 y 73 años y el promedio de edad era de 33 años.
En cuanto al nivel de instrucción, casi la mitad había ingresado a la escuela media. Un 50% vivía en vivienda propia y un 27% refirió ser inquilino. La mitad de las personas vivía con familiares. Alrededor del 50 % de los entrevistados refirió estar en pareja, una parte convivía con ella y otra no.
Merece destacarse que un cuarto de la población entrevistada (56 personas) realizaba trabajo sexual. El 70% eran personas trans.
La investigación permitió complejizar el concepto de coming out o salida del placard que refiere a asumir y/o exteriorizar la propia orientación sexual en el caso de gays, homosexuales y bisexuales.
Así, el coming out no es un evento o momento en la vida de una persona, sino un proceso que debe ser gerenciado continuamente en diversas situaciones e interacciones sociales, con el consecuente impacto emocional que ello implica (“cuándo lo digo, cuándo no”, “a quién se lo digo, a quién no”).
Esto tiene alto impacto –entre otros múltiples aspectos– a la hora de establecer contacto con el equipo de salud para pedir asistencia.
Si bien las infecciones de transmisión sexual (ITS) pueden ser consideradas “enfermedades vergonzantes” para la población en general, en el caso de las personas entrevistadas puede significar un plus de temor y sufrimiento; en algunos casos por miedo a que se descubra su sexualidad y, en otros, a ser culpados de la enfermedad por su “comportamiento” o “estilo de vida”.
Muchas personas han demorado o evitado la consulta por temor a que su orientación sexual fuera descubierta. Hay personas que han resuelto este impasse a través de diferentes estrategias tales como “elegir un profesional de confianza” o “elegir un profesional totalmente desconocido al que se espera no ver nunca más”.
En el caso de personas con mayores recursos económicos, trasladarse de su localidad de origen hacia otra para conservar la confidencialidad con respecto a su orientación sexual y/o a su diagnóstico.
Con respecto al trato que los profesionales y miembros del equipo de salud dicen brindar a las personas GTB se encontró, como era de esperar, un abanico de respuestas.
Este se ve confirmado por el punto de vista de las personas entrevistadas y su rol técnico/profesional cuando se indagó acerca de cómo viven la atención del equipo de salud.
Algunas prácticas de discriminación relatadas por miembros del equipo y/o personas entrevistadas fueron: suponer que la población GTB es “peligrosa” o conforma un “grupo de riesgo”, lo que redunda en cuidados “especiales” a la hora de atenderlos; éstos no son considerados ante la población heterosexual o bien ante la que oculta su orientación sexual (esto es imposible para las personas trans); relegar la atención de estas personas a un último turno. Es decir, no respetar su turno de llegada; efectuar chistes, miradas cruzadas y sonrisas malintencionadas cuando concurre a la atención una persona trans; hacer ingresar a la consulta de una persona trans a otros profesionales para que “observen el fenómeno”, entre otras.
Con respecto al diagnóstico frente al VIH, un resultado llamativo del estudio fue que el 87% de las personas entrevistadas había realizado al menos una vez el test del VIH.
De las 189 personas que se habían testeado, 123 lo habían hecho en más de una ocasión. Las personas se testean por controles médicos generales, para mantener sexo sin preservativos con sus parejas estables en caso de que los dos sean negativos, por temor permanente, incertidumbre u “obsesión”, por la insistencia en el ofrecimiento de otras personas significativas (familiares, amigos, personal de salud, etc).