El organismo aseguró que se trabaja en la realización de nuevas vacunas en virus modificados que mejorarían la calidad de la carne; ayudarían a la resistencia de los animales a distintos males y asegurarían la calidad de exportación, que es cada vez más exigente.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) informó que se están buscando soluciones biotecnológicas para controlar y erradicar enfermedades, ante un mercado de exportación de carne con exigencias sanitarias en aumento.
El coordinador del proyecto “Desarrollos biotecnológicos para el control de enfermedades infecciosas en animales de interés económico”, Ángel Cataldi aseguró que “el INTA trabaja en el diseño de nuevas vacunas basadas en virus modificados que llevan genes foráneos o secuencias integradas en posiciones que no son esenciales para la replicación viral”.
La directora del Instituto de Biotecnología, Elisa Carrillo dijo que “las nuevas herramientas moleculares que aporta la biotecnología brindan posibilidades ilimitadas a los ‘viejos’ problemas de la producción y la salud animal”, y destacó que el diagnóstico y la epidemiología molecular de las enfermedades infecciosas y su control, y la disposición de de animales mejorados, más resistentes o mejor adaptados al medio, “pueden ser una realidad a corto plazo”.
La biotecnología, conjuntamente con la biología molecular y celular, la bioquímica, y la inmunología molecular, logró avances sobresalientes en el campo agropecuario, entre los que se encuentra el mejoramiento asistido por marcadores moleculares, la biorremediación de ambientes degradados y la prevención y control de enfermedades infecciosas.
El INTA trabaja en el diseño de nuevas vacunas basadas en “virus modificados que llevan genes foráneos o secuencias integradas en posiciones que no son esenciales para la replicación viral”, explicó Cataldi.
Según agregó Cataldi, “otras estrategias se basan en bacterias atenuadas por mutaciones dirigidas y programadas, o en micropartículas construidas para llevar antígenos recombinantes sin afectar en ningún caso su potencial inmunogénico”.
Para más información, está disponible el sitio web http://intainforma.inta.gov.ar
Actualmente, esos trabajos se centran en el control de enfermedades de los rodeos (como la tuberculosis bovina -TBB- y la brucelosis), que afectan también la salud humana, y limitan el desarrollo y la comercialización de la producción de carne a nivel internacional.
Si bien los resultados del uso de estas vacunas ya fueron testeados en el laboratorio con “muy buenos resultados”, aún hay que continuar la investigación para lanzar al mercado un producto que cumpla con las reglamentaciones sanitarias y cuya efectividad sea indiscutible.
El diseño racional de una vacuna requiere conocer profundamente las bases de la respuesta inmune protectora frente a cada patógeno particular para aplicar estos conocimientos al diseño de los inmunógenos y así lograr su máxima efectividad.
Por ejemplo, el bacilo causante de la TBB cuenta con unos cuatro mil genes, muchos de los cuales tienen que ver con su ciclo vital, “pero si conocemos cuáles son aquellos no esenciales que se activan en una infección y los eliminamos, la bacteria será menos agresiva para el animal y mantendrá los antígenos relacionados con la inducción de la respuesta inmune protectora para construir, así, un inmunógeno ideal”, explicó Cataldi.
Cuidados regionales
A nivel regional, las pérdidas de ganancias económicas ocasionadas por enfermedades en los rodeos también se constituyen como una preocupación.
De hecho, la producción bovina en el Mercosur se considera una importante fuente de divisas para la soberanía alimentaria de países como Uruguay, Brasil, Paraguay y Argentina quienes poseen más de 200 millones de cabezas.
La investigadora del INTA Castelar, María Isabel Romano, coordina un proyecto de biotecnología del Mercosur que busca el diseño de vacunas vivas atenuadas contra TBB y paratuberculosis, así como el diagnóstico simultáneo de diferentes enfermedades que afectan al ganado bovino.
Proyecciones realizadas por organismos internacionales afirman que para el 2020 se espera un aumento significativo de la producción agropecuaria de estos países (especialmente en productos de origen animal) debido a la disponibilidad de tierras, granos y recursos acuíferos suficientes para su explotación.
“Los países de la región y sus productores pecuarios reconocen la importancia de que sus recursos ganaderos gocen de buenos niveles sanitarios como condición para tener una industria rentable que genere productos de buena calidad alimenticia e inocuos que no transmitan enfermedades a los países con los que tienen relaciones comerciales”, resumió la especialista.