De sentirnos responsables por cada detalle, cada conflicto o cada resultado. Pero no todo depende de nosotras. Y más aún: no todo está bajo nuestro control.
Liderar no es absorber todas las cargas. Liderar también es discernir qué podemos transformar y qué necesitamos soltar.
Cuando intentamos controlar lo que no está en nuestras manos, nuestra mente se sobrecarga, nuestro foco se dispersa y nuestra energía se agota. Pensamos en bucle, dormimos menos, nos frustramos más.
La clave está en distinguir. ¿Está esto en mi zona de acción o es parte de un escenario que debo aceptar y aprender a navegar?
Soltar no es resignarse. Es elegir dónde poner la atención y la energía. Es priorizar lo que sí podemos mover, influir, crear o acompañar.
En contextos de cambio y crisis, esta práctica se vuelve aún más relevante. Porque las verdaderas líderes no buscan controlar todo, sino sostener lo que importa con presencia, claridad y templanza.
Lo que no está en tus manos resolver, que tampoco esté en tu mente. Esa es una forma poderosa de cuidar tu salud mental, tu tiempo, y tu capacidad de decidir con intención.
Por: Vale Muda Directora en Grupo MEDIHOME