Estos son los llamados “reflejos primarios”, y aunque parezcan gestos pasajeros, en realidad nos están diciendo mucho sobre cómo se está organizando su sistema nervioso.
Estos reflejos son indispensables para nacer por el canal de parto y luego adaptarse a los primeros meses de la vida extrauterina.
Pero, ¿qué pasa si estos reflejos no desaparecen cuando deberían? Cada niño y cada niña tiene su ritmo, sí. Sin embargo, cuando ciertos reflejos persisten más allá del tiempo esperado, pueden empezar a interferir en su desarrollo emocional, sensorial y conductual. En la consulta pediátrica vemos cómo esto puede relacionarse con desafíos como la ansiedad, el TDAH o el espectro autista, hasta dificultades en la lectoescritura o lenguaje.
Por ejemplo, un niño que se sobresalta fácilmente o se muestra muy sensible a los ruidos puede tener activo el reflejo de Moro, que debería haberse integrado en los primeros meses de vida. Esto muchas veces se traduce en mayor irritabilidad, dificultad para concentrarse o problemas para dormir. Son cosas que preocupan, angustian y generan un sinfín de preguntas en casa.
La buena noticia es que hoy entendemos mucho más sobre estos procesos. Desde la pediatría y la neurodesarrollo puedo evaluar la integración o no de cada reflejo primitivo y así empezar un tratamiento en el hogar que ayude a integrarlos y de esa manera ir resolviendo paso a paso lo que tanto desequilibra el bienestar de cada día, acompañando a las familias en el proceso, a través del método del Dr. Blomberg, aromaterapia y hasta bio resonancia.
Porque detrás de muchas conductas difíciles, hay cuerpos que están pidiendo ayuda sin palabras. Y cuando los escuchamos, todo empieza a cambiar.
Comprender el cuerpo y sus señales es el primer paso para acompañar con amor. Porque cada niño merece ser escuchado, incluso cuando aún no sabe cómo decir lo que siente.
Tips esenciales para acompañar con empatía y conciencia
- Observá más allá del comportamiento
Lo que parece una “mala conducta” puede ser un reflejo no integrado o una respuesta del sistema nervioso. No todo es intencional.
- Creá entornos predecibles y seguros
La rutina, la anticipación y la calma ayudan al cerebro infantil a organizarse y sentirse contenido.
- Dale tiempo al cuerpo
La maduración neurológica necesita tiempo y experiencias corporales. El juego libre, el movimiento y la exploración son clave.
- Evitá la sobreexigencia
No comparar ni forzar aprendizajes que aún no están listos. Cada proceso tiene su ritmo.
- Escuchá con el corazón
A veces no hablan, pero sienten todo. Validar emociones es el primer paso para calmar su mundo interno.
- Consultá a profesionales integrales
La visión de pediatras, neurólogos, terapeutas ocupacionales y psicomotricistas puede orientar mejor los pasos a seguir.
- Cuidá también tu bienestar emocional
Acompañar a un niño/a con desafíos del desarrollo implica energía, paciencia y contención. Pedí ayuda si la necesitás.
Tejiendo puentes hacia tu salud integral.
Dra Lelis MN 99664 Pediatra especialista en neurodesarrollo, terapias integrativas y biorresonancia