Pero, ¿qué pasa si en lugar de paralizarnos, lo usamos como una señal de que estamos por hacer algo significativo?
El miedo no es el enemigo. Es parte del proceso. Es la reacción natural cuando salimos de nuestra zona de confort. Pero al otro lado de ese miedo, están las oportunidades. Oportunidades de crecimiento, de aprendizaje y de lograr aquello que parecía imposible.
No se trata de no sentir miedo, sino de no dejar que nos detenga.
La diferencia está en cómo lo enfrentamos. Cuando elegimos avanzar a pesar del miedo, estamos fortaleciendo nuestra confianza y construyendo la resiliencia necesaria para seguir creciendo. Cada paso cuenta, por más pequeño que sea.
Las oportunidades no siempre esperan. Si pasamos demasiado tiempo dándole espacio al miedo, podríamos dejar escapar algo valioso. Entonces, la pregunta no es si tenés miedo, sino: ¿Vas a dejar que te frene o vas a usarlo como impulso?
Por: Vale Muda Directora en Grupo MEDIHOME