Dondequiera que se ame el arte de la medicina se ama también a la humanidad, decía Platón, y es en ese devenir del día a día en el que encontramos al Dr. Jorge Correale, Médico Neurólogo; quien sin aparente razón eligió el camino de acompañar, sanar y cambiar de modo sigiloso pero constante, la vida de decenas de mortales.
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune, donde el sistema inmune ataca su propio organismo dañando la mielina, que son las proteínas y grasas que recubren al nervio. La pérdida de mielina determina que el impulso nervioso se conduzca más lentamente o bien se conduzca en direcciones no adecuadas.
Los síntomas varían y dependen del área del sistema nervioso comprometida, los más frecuentes son: visión doble, pérdida de equilibrio, pérdida de fuerza en los miembros, pérdida de la agudeza visual, trastornos sensitivos o en el control de esfínteres, entre otros
Como toda enfermedad autoinmune se deben dar la conjunción de dos grupos de factores: la predisposición genética (la enfermedad NO ES HEREDITARIA) y los factores ambientales o de estilo de vida, entre los más conocidos se encuentran: el déficit de vitamina D, infección previa por el virus de Epstein Barr productor de la mononucleosis infecciosa, el tabaquismo o la obesidad en la adolescencia.
No se conoce la causa porque la enfermedad se produce preferentemente en edades temprana de la vida (20-40 años) sobre todo. De igual manera al como en otras enfermedades autoinmunes, predomina en las mujeres con una proporción 2 a 3 veces más frecuente que en los hombres; esto probablemente se relacione con factores hormonales
En los últimos años el conocimiento sobre la enfermedad ha crecido sustancialmente. Particularmente desde la introducción de diferentes fármacos para su tratamiento. Desde su descripción formal en 1868 hasta 1993 (vale decir por 125 años) no hubo tratamiento más que para los brotes agudos en los cuales a los pacientes se les daban corticoides endovenosos u orales. Hoy existen 13 drogas diferentes destinadas a prevenir exacerbaciones de la enfermedad
Entre los descubrimientos más importante se encuentra el ocuparnos de conocer los factores ambientales y/o estilos de vida que se pueden modificar para mejorar riesgo y/o progresión de la enfermedad; atender a los requerimientos de los pacientes al momento de elegir la medicación de forma tal que permitan mantener su mejor calidad de vida; realizar en forma paralela al tratamiento específico, un adecuado tratamiento sintomático; actividad física aeróbica; mantener un buen estado de ánimo y si fuera necesario recurrir a un profesional (psicólogo); procurar llegar a un justo balance entre una excesiva protección por parte de la familia y una actividad profesional adecuada sin sobre-exigencias.
Como en toda enfermedad cuanto más temprano es el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad mejor pronóstico a largo plazo. El diagnóstico se basa en repasar detenidamente la historia del paciente sobre episodios neurológicos anteriores, un adecuado examen y descartar otras patologías que pueden simular EM. Entre los métodos complementarios con mayor rédito está la resonancia magnética nuclear (RMN) sin embargo una sobre interpretación de las imágenes de RMN puede conducir a errores diagnósticos serios, por ello es fundamental el interrogatorio del paciente de manera detallada y el exámen neurológico; en algunos pacientes es necesario para el diagnostico recurrir al estudio del líquido cefalorraquídeo(el líquido que rodea las cubierta del cerebro) a través una punción lumbar; esto permite determinar la existencia de anticuerpos que pueden ser nocivos para la mielina contribuyendo a su destrucción.
La enfermedad no se cura pero se trata, algo similar a la diabetes o hipertensión arterial. El paciente debe comprender que se puede lograr disminuir el número de exacerbaciones, y si estas suceden bajo tratamiento serán de menor magnitud. Por otra parte existen en investigación fármacos destinados a reparar el daño de la mielina. Lamentablemente en las formas progresivas de la enfermedad son escasas las alternativas de tratamiento específico. Sin embargo el paciente debe continuar con tratamiento kinesiológico y sintomático a fin de mejorar su calidad de vida. Es prioridad de la comunidad científica, identificar fármacos que permitan mejorar el curso de las formas progresivas de la EM.
La situación ideal a futuro será tener fármacos que permitan el control de la enfermedad por un lado y otros que permitan reparar el daño causado. El mayor inconveniente a nivel mundial de esta propuesta ideal serán los altos costos que implican estos tratamientos combinados.
Tomando como estímulo el compromiso y dedicación del Dr. Correale, nuestra propuesta es la de incorporar como componentes reparadores la alegría y el continuo desarrollo espiritual, ambos sumados a la ciencia, sin dudas le dan forma a nuestra condición humana.