jueves 28 de marzo de 2024
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VIDA SANA

#SanasCostumbres. Abrazar árboles brinda mejor #salud

¿Qué tengo para decirles de algo tan simple como lo es abrazar árboles? Eso se preguntaron seguramente al leer el título, muy sencilla es la respuesta, muuuchas cosas pero hoy sólo voy a contarles de sus beneficios, que no los invento yo ni mucho menos, la ciencia ha demostrado que efectivamente ser un “Treehugger” (abrazador de árboles), hace bien.

Pero ¿cómo? Parece que en el momento en que abrazamos un árbol se altera nuestra frecuencia vibratoria.
 
Según relata Matthew Silverstone en su libro Cegados por la ciencia, los árboles pueden provocar impactos positivos para la salud, transformandose en una novedosa herramienta en distintos tipos de tratamientos como la depresión, elevar los niveles de concentración, el estrés y algunas formas de enfermedad mental. También asegura que pasar tiempo cerca de los árboles, y abrazarlos quita dolores de cabeza.
 
Como si esto fuera poco señala que se realizaron estudios en niños que demostraron una mejora psicológica y fisiológica significativa en su salud, cuando están involucrados con plantas y árboles. Algunas investigaciones arrojaron resultados realmente esperanzadores para las nuevas generaciones, ya que los niños podrían desarrollar perfiles más creativos en entornos verdes naturales. En ese sentido científicos de la Universidad de Stanford manifestaron que “los espacios verdes seguros pueden ser tan eficaces como los medicamentos recetados en el tratamiento de algunas enfermedades mentales”, increible pero real.
 
Ahora desde lo teórico es absolutamente atractivo, pero cuando de profundizar se trata Silverstone (si, el que escribió el libro que antes te mencione), demuestra y asegura que las propiedades vibracionales de los árboles y plantas son en realidad las que nos dan los impactos netos positivos para la salud.
 
En definitiva cada día estoy más segura que vincularnos con un árbol puede ser nuestro contacto más íntimo con la naturaleza, ahora si no hay excusas ni pretextos, abracemos sin medida.

Por Mg. Natalia Paratore 

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